GT30/IV


Encerrado en su dormitorio, veía por la ventana cómo el mundo se caía a pedazos. A lo lejos, un murmullo indescriptible e ilegible para todos, incluidos sus propios oídos, balbuceaba estupideces justificando su inutilidad al frente de las masas.

El soñador buscaba en el horizonte respuestas que ni el vacío del espacio infinito con su costal de años a cuestas podría responder; ¿la solución? Pintarse la cara pretendiendo ser un extraterrestre que vino a visitar una raza en extremo inferior...

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