Me pierdo en lugares comunes


Siempre he considerado al mes de julio como el mes en el que más me ataca la nostalgia. Digamos que de tres años, casi cuatro, para acá la razón es porque en esta época tenía una celebración bastante importante en aquellos días. Sin quererlo la otra vez me vi viendo fotos de un pasado que se “cerró” abruptamente, que no injustificadamente.

Pero esa no es la única razón, ni la más importante realmente. En realidad no me he dedicado a auscultarme internamente para conocer verdaderamente las causas de esa nostalgia que no sólo me invade por momentos, sino que me acompaña casi en cada momento. De pronto me siento recordando a amigos que en algún momento fueron extremadamente importantes en mi vida. De pronto mis imágenes se llenan con el rostro de alguien que ha sido esencial en mi desarrollo emocional y que, lamentablemente, no llegó a ser lo que, hasta no hace mucho, me hubiera gustado que fuera.

Y bueno, por ahí también vienen los pensamientos dedicados a mi hijo, a quien no miro todo lo que quisiera. Que me pierdo en deseos de verlo comerse al mundo con su inquietud y su curiosidad típica de la edad (y del apellido). Que añoro y sueño con su sonrisa y que cada momento que no la tengo cerca siento que algo de mi, lo único bonito y verdaderamente real de mí, se pierde momentáneamente.

Y si, también en estos tiempos en los que tanta gente nueva ha entrado, y salido, en mi vida, cada vez van alimentando más esa bolita nostálgica que rebota constantemente en mi cabeza, en mis brazos, en mi sonrisa y en cualquier cosa que hago.

Muchas veces la nostalgia pasa a convertirse en melancolía y puedo saborear los olores que este sentimiento me regala. Igual tampoco es que rechace esto que me hace ser lo que soy, porque al final eso soy. Simplemente sentí melancolía y nostalgia por no haber puesto nunca esto en “papel” y sacarlo del sistema…

P.D. 1 la foto es de un pasaje de San Marcos la Laguna, no encontré otra mejor para poner en el post.
P.D. 2 hace dos meses escribí un poema relacionado con este tema, pero no se grabó bien en el puto disco y se perdió para siempre, sólo alcancé a recuperar el nombre con el que lo grabé y es el título de este post.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
El peligro más grande es perdernos de nosotros mismos y de nuestros seres queridos.
Edgarín ha dicho que…
Interesante... pero que seriamos si no tuvieramos recuerdos.... igual buena onda por que quiera o no de alguna forma te acordaste de las chingaderas que armabamos con el pato, el enano el paco y yo, y esas aunque se añoren con melancolía fueron divertidas e imborrables.
Jorge Rodríguez ha dicho que…
chapin: qué te diré, a veces nos perdemos, aún sin quererlo, pero es bueno

edgarín: pos si, la verdad que las historias se quedan ahí, y a veces nos dan un vergazo para decirnos "hey, acá estoy hasta atrás en tu memoria" jeje