Dealin' with the pusher (parte 2)


En fin, había dos mesas ocupadas. En una estaban dos chavos ya medio borrachos, fumando y filosofando acerca de quién es mejor cantante de heavy metal, si Stephen Pearcy de Ratt o Dee Sneider de Twisted Sister. Mencioné que este lugar decayó muchísimo durante los últimos tres años y se convirtió en refugió de metaleros wannabes, reguetoneros y fresitas seguidores de viento en contra. Pero bueno, igual no recuerdo el tema de la charla de estos dos, pero si imagino que ha de haber sido tan interesante como el tópico que les describí anteriormente.

En la otra habían dos chavas, bastante feítas ellas. Una gordita, labios y ojos pintados de negro. Tenía una mirada que no decía nada. La otra era una flaca, morena, con ojos perdidos. Vestía una camiseta sin mangas, pantalón de lona azul y tenis. Las dos estaban acompañadas por tres patojos de unos 22 años. Todos fumaban y cantaban en coro Flor de Loto, de héroes del silencio que sonaba.

José, el nombre del nuevo amigo, y yo nos acercamos a la barra e inmediatamente pedimos el cubetazo. El chavo me habló de su traída. De por qué habían decidido vivir juntos. Después de dos cervezas, salió a hablar por teléfono y yo me quedé sólo en la barra. El lugar ya estaba algo más concurrido, y, justo al lado donde estaba sentado yo, había una mesa con unas cinco o seis personas. Eran colombianos, por el acento. Sólo una de ellas era mujer, y en realidad tenía más pinta de venir de la cuarta que de la catedral. En fin, en gustos se rompen géneros y en géneros se rompen madres, como dice mi viejo.

José entró de nuevo al bar. Al ver a los colombianos en la mesa se acercó a saludarlos muy efusivamente. De a ratos se sentaba conmigo y con ellos. Después del primer cubetazo, vino el segundo, y luego el tercero. La patoja morena de mirada perdida me empezó a parecer más interesante. Empezamos a hablar. Recuerdo que en esa época me entró mi fase de rock de los 80’s. Ella, de unos 20 años, no tenía mucha idea de lo que yo decía. Eso y que descubrí que su mirada perdida era el resultado de la combinación de una tarde de chupadera y el intento de “hacer trampa”. Pero a ella nadie lo explicó que se hace trampa con coca y no con mota.


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Sin embargo, no podía quejarme de mi noche. En realidad había resultado mucho mejor de lo que yo esperaba, ya que mi plan era el de ir al pasaje, tomar un par de chelas, esperar encontrar a alguien conocido y entablar una charla típica de sábado en la noche y luego volver a casa. En cambio me topé con que había hecho nuevas amistades, ya tenía como ocho cervezas encima y me estaba casaqueando a una patoja, que si bien no era el gran culazo, estaba mejor que la alternativa de volver solo, borracho y caliente.

Eran como las once y media de la noche. José estaba ya algo bolo. Empezó a preguntarme por mi situación laboral. –Mirá mano, yo ahorita no tengo chance. Estoy sobreviviendo con un pisto que tenía ahorrado y con algunos chancecitos que me salen- le dije.

-Pues mirá, si querés yo te consigo chance en la torre de tribunales- me dijo.
-Mmmm pues yo no tengo ni idea de qué podría hacer ahí.
-En realidad no tendrías que hacer nada del otro mundo. Yo te puedo conseguir un tu chance donde te pagan unos Q4 mil al mes. Si querés vas, si no no, pero igual la onda es que tendrías que trabajar conmigo.

En ese momento me sentí algo confundido, pero porque creía que ya sabía a donde iba a parar la charla. Momentos antes lo había escuchado, hablando con sus amigos colombianos acerca de su malestar porque esa misma semana habían apresado a uno de los capos guatemaltecos más influyentes en el mundo de la droga internacional. En realidad no reparé mucho en el tema, porque estaba medio encantado con la flaca de mirada perdida.

-Mirá pues, sólo tenés que vender para mí.

Comentarios

Abril ha dicho que…
jajajajajaja
!!!, recuerdo la historia de un amigo cabal en el pasaje...

.. luego de varias semanas no se si lo hizo o no, lo que si se es que bien bolo me pidio que lo fuera a traer a un lugar y no hacia mas que repetirme... mira esos ($#$! me estas siguiendo...

jajajajaja
no vos, no vale la pena.

Abrazos
LUNAVE ha dicho que…
Hola Jorge... pase por aca y me gusto mucho lo que escribes, este texto de bajo los efectos como esta clasificado, me dice que esta pasando asi en todos lados.
Jorge Rodríguez ha dicho que…
Abril: Bueno, al parecer no estamos exentos nunca va jajaja

Lunave: pues gracias, que agradable saber que hay gente a la que le gusta lo que uno escribe. Saludos y bienvenida