Idilio patológico

Curiosamente las mujeres psicólogas siempre me han atraído. No podría asegurar al 100% que es una atracción consciente, porque creo firmemente que es algo que me jala de forma inconsciente. Algo parecido a la forma en cómo percibimos las feromonas y ellas la testosterona. Y por mucho que sea inconsciente no deja de ser curioso.

La primera vez que me sentí atraído hacía una psicóloga (en realidad fueron como 25) fue cuando hice mi examen de admisión en la universidad. El examinador preguntó, para catalogarnos, “¿Quiénes vienen para psicología?”. Al ver tanta mujer, mi primer impulso fue levantar la mano, pero algo en mi interior me detuvo y finalmente tomé el examen para ciencias de la comunicación.

Sin embargo, al estar las dos carreras en la misma facultad, la relación con las chicas amantes de Freud, Foucard, Erickson y Klein era bastante estrecha. Incluso llevábamos algunos cursos juntos. La primera chava que recuerdo que llamó mi atención era una chica chiquita, delgadita, morena y con el pelo rizado. Sonrisa inocente. Esa fue más una relación estratégica que real. La idea era involucrarme en ese mundo que gusta analizar el comportamiento humano. Los primeros grupos de trabajo en los que yo participaba básicamente estaban conformados por cinco psicólogas y yo, comunicador. En esos interines conocí a otra chica que se puede catalogar como mi primera experiencia psicoromántica, y le dedico un párrafo para ella sola.

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Roquera ella, con un andar femenino pero retador. Usaba una cadena en la cintura (me mata eso). Gargantillas y uñas pintadas de negro (también me mata). Fuimos a un par de conciertos de rock nacional, y ella fue mi cita para el concierto de Café Tacuba y Aterciopelados (uno de los mejores conciertos de mi vida adolescente). Afuera de su casa me abrieron el carro y me sacaron una caja de herramientas que mi viejo me había regalado. El hermanito me miraba con ojos de ira porque me acercaba a su hermana. No fue nada formal. Anduvimos saliendo como un mes. Cuando quisimos formalizar la relación, no nos soportamos. Aguantamos una semana y ahí terminó todo. A partir de ahí decidí amistarme más con el grupo de ingenieros amigos de un mi primo que con las psicólogas.

La siguiente fue en el 99. Hermana de una amiga y compañera de universidad. Fue todo un idilio. Relación amor-odio. Bueno realmente el amor y el odio creo que sólo lo sentí yo jajaja. Con ella salimos mucho más que con la anterior. La música, la cerveza, las fiestas. Donde hubiera relajo, ahí estábamos. Fue mi primera decepción. Cuando estaba listo para “declararle mi amor” me confesó que andaba con alguien y que no había querido decírmelo por no ser mala onda. Me deprimí. Adelgacé bastante. En fin, fue la primera vez que sentí el yugo del rechazo.

La siguiente fue a finales del 2006. El 8 de diciembre del 2006 para ser más exactos. La conocí por internet. Coincidentemente ambos estábamos viviendo las secuelas de una ruptura dolorosa. Hicimos clic inmediatamente. La segunda vez que chateamos intercambiamos números y a la noche siguiente la estaba llamando tarde en la noche, borracho y confesándome mi tristeza y mi soledad. Aún no me explico por qué fue ella mi primera opción para hacerlo. Sin embargo fue el punto de partida. Nos conocimos en persona. Congeniamos inmediatamente. Fue la razón por la que logré superar muchos de mis temores y traumas. Fue por ella que empecé a escribir otra vez. Le escribí un libro completo que se llama Cadena perpetua de la lógica del caos del cual a veces he posteado algunos extractos. Puedo decir, sin temor a aceptarlo, que me enamoré perdidamente de ella. Lamentablemente no era nuestro momento. Un día de la nada me comentó que andaba con alguien más.

Y por último está la que está ahora. La conocí hace seis meses, maso. No puedo decir mucho porque es una historia que aún se está escribiendo. Sin embargo puedo decir que la situación tiene mucha similitud con las anteriores. Buenas pláticas. Buena química. El nivel intelectual que se maneja no es el promedio. Hablamos de libros, realidad sociopolítica. Discutimos de historia, libros, fotografía y experiencias personales. Un común denominador con esta especie de mujeres. No sé cuándo me abandonará, porque seguramente lo hará, pero por lo pronto ha sido interesante.

Otro punto en común es que nunca ha habido psicoanálisis de ellas hacía mí. Al menos de una forma frontal y directa. Cada una ha estado, curiosamente, en etapas bastante diferentes de mi vida, pero igualmente importantes. El inicio de la universidad. El inicio de la edad adulta. Mi primer gran fracaso en la vida y ahora que ya entro, tristemente, en la edad más madura de la juventud.

Por cierto, mi hermana menor, con la que mejor me llevo es psicóloga jajajaja.

Comentarios

el VERDE !!! ha dicho que…
me recuerdo un poco a aquella serie del HBO ‘In Treatment’.
Jorge Rodríguez ha dicho que…
Jajajaja y por qué vos? Siempre lo terminan mandando a la mierda al cuate??