Por alguna razón los últimos meses del año me traen sensaciones de melancolía. Caminando hoy por la calle sentí el viento frío característico de esta época. Antes cuando era chavito, el aire frio era como muy bienvenido. Aunque no fui nunca un gran fanático del beisbol, era en éste mes cuando nos juntábamos con mis cuates, sacábamos nuestros guantes hechos con mitades de pelotas de plástico, un bate improvisado de un palo de escoba y una pelota de tenis (nunca supe de dónde venían esas pelotas de tenis). Esa era nuestra actividad de iniciación vacacional.
También el frío de octubre me recuerda a los barriletes, el fiambre, y la sensación de que un año más se termina. Tampoco he sido muy fanático de la navidad y toda esa gran bulla que se le hace siempre. Aunque digo ahora que me siento como emocionado, porque ya no la vivo yo como yo, sino la vivo a través de los ojos de alguien más, de mi chavito, que estoy seguro este será realmente el primer año en el que disfrute todas esas babosadas y es cuando empieza a forjarse sus tradiciones y sus costumbres con el venir de este viento frio.
Pero lejos de todo eso, comprendo que la nostalgia y melancolía que me invaden en éstos últimos meses se deben a una serie de factores. Tampoco quiero entrar en detalles, porque son detalles un tanto tristes, y la tristeza no es parte de mí ahora. Si puedo contar que en diciembre yo realizo una de las pocas, si no la única, tradición que yo tengo. Desde el primer día del mes, hasta el último, ni una sola rasuradora toca mi rostro. El primer año que lo hice, que fue como en el 2003 creo, fue bastante gracioso, porque eran islas de pelos esparcidos por mi cara. Ahora la barba ya parece la de un hombrecito recién salido de la pubertad. Ya no son pelos largotes y desagradables, y la barba ya tiene una consistencia digna de llamarse barba. Pues bueno, esa es mi única tradición. Vamos a ver cómo me va en la construcción de nuevas, y que sean adecuadas y disfrutadas por mi chavito.
También el frío de octubre me recuerda a los barriletes, el fiambre, y la sensación de que un año más se termina. Tampoco he sido muy fanático de la navidad y toda esa gran bulla que se le hace siempre. Aunque digo ahora que me siento como emocionado, porque ya no la vivo yo como yo, sino la vivo a través de los ojos de alguien más, de mi chavito, que estoy seguro este será realmente el primer año en el que disfrute todas esas babosadas y es cuando empieza a forjarse sus tradiciones y sus costumbres con el venir de este viento frio.
Pero lejos de todo eso, comprendo que la nostalgia y melancolía que me invaden en éstos últimos meses se deben a una serie de factores. Tampoco quiero entrar en detalles, porque son detalles un tanto tristes, y la tristeza no es parte de mí ahora. Si puedo contar que en diciembre yo realizo una de las pocas, si no la única, tradición que yo tengo. Desde el primer día del mes, hasta el último, ni una sola rasuradora toca mi rostro. El primer año que lo hice, que fue como en el 2003 creo, fue bastante gracioso, porque eran islas de pelos esparcidos por mi cara. Ahora la barba ya parece la de un hombrecito recién salido de la pubertad. Ya no son pelos largotes y desagradables, y la barba ya tiene una consistencia digna de llamarse barba. Pues bueno, esa es mi única tradición. Vamos a ver cómo me va en la construcción de nuevas, y que sean adecuadas y disfrutadas por mi chavito.
Comentarios
Y va a haber foto al final del mes con la barba?
Bien por tu chavito.
Verde: Te cuento que yo no sabía que existía una celebración de año nuevo celta. Ese será un post interesante de leer.
Gabriel: Santa Clos??? jajaja, a mí se me hace que vos si creías en él, y cuando te enteraste que eran pajas, asi fue surgiendo el Gabriel que todos conocemos jajaja.
Aguafiestas: Pues bueno, creo que para disfrutar de las vacaciones de la forma en como lo hacíamos de pequeños, tendriamos que regresar en el tiempo. Ya no será nunca más lo mismo.
Vigilante: Beisbol=aburrimiento. Igual cada quien a lo suyo no. En aquellos días, era una excusa más para estar en la calle jeje