La soledad del ser

Descubro en mi interior surcos profundos y extensos
La búsqueda del néctar llevó a la señora abeja a recorrer terrenos desconocidos
Escondido en mi cueva empiezo a tallar la piedra, que intenta hacer las veces de aspirina para el espíritu
La lluvia incesante retumba en el suelo. Los árboles dejan su danza para protejerse de la violenta oscuridad
Confundido, atosigado y desamparado
La inseguridad retumba en las oscuras paredes constantemente
Los recuerdos de las batallas luchadas, los caídos, la destrucción que ha quedado tras de mí
Las marcas que brotan a flor de piel son mejores trofeos que cualquier reconocimiento
De repente, la abeja se da cuenta que su ambición la llevó lejos de su realidad
En mi cabeza recorren pensamientos recurrentes, la sensación de vacío cada vez se vuelve más reconfortante
Aparecen figuras fulgurantes, fugaces y efímeras
La idea de escapar se hace cada vez más fuerte, pero aún hay razones para no hacerlo
Súbitamente, el néctar ya no es suficiente
Mi cansado cuerpo se prepara para un día más

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