Intercambio cultural


El escenario, finalmente, se cambió. Lluvia torrencial, amigos inesperados, y compañía siempre perenne. Unas cuantas cervezas y aquellos amigos que son pasajeros. Hubo platica de todo, desde la reinvención de las reglas gramáticas impuestas por la Real Academia de la Lengua Española, hasta un poco de política. Realmente hubo de todo.

Y cuando digo de todo, fue de todo, aunque tampoco para tanto. Interesante que en estos encuentros, donde la diversidad se marcó poco por el color, la edad o el pensamiento, si se marcó en sentirnos parte de algo que suele suceder cuando salimos de lo cotidiano.

Seguro que las cervezas siempre están ahí. Borrachos somos, y la cebada fermentada es nuestro líquido vital, nuestro modus vivendi, nuestro aceite para que el motor social se mantenga en movimiento. Pero no siempre las bebidas espirituosas bastan para crear un buen ambiente. La compañía es esencial, en casi la mayoría de los casos. La compañía, acompañada con la lluvia suroccidental y un super ceviche, nos hizo la tarde.

Incluso lo que pasó luego, que no es conveniente mencionarlo, fue un suceso "agradable". En fin, en la tierra donde hasta los camarones toman cerveza, por el calor y la humedad constante, pasamos un buen momento. Definitivamente hubo intercambio cultural. Definitivamente nos desdoblamos de nuestra rutina cotidiana. Definitivamente esos son los momentos agradables, por los que vale la pena salir de los límites citadinos, y recargarnos con nuevas energías...

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