decisiones

 Es curioso cómo uno puede confiarse sin tener bases para hacerlo. A veces pareciera que la vida es en extremo sencilla. Los vergazos que me he llevado últimamente me han hecho reflexionar acerca de muchas cosas.

Leer, después de un par de meses, lo que está acá hace recordar un montón de sensaciones, situaciones y realidades que acapararon mi realidad en ese entonces. Y es realmente interesante ver cómo, después de tan poco tiempo, esas sensaciones ya no están más.

Pero más curioso es ver que muchas de las razones que me llevaron a tener que sentir esas sensaciones, aún siguen ahí, perennes, necias.

Ahora la realidad es diferente. Hay muchas cosas por las que ver hacía adelante. El niño Vida es la más importante, la más imponente, y la más fundamental. Hay además otras eventualidades, con oportunidad de convertirse en realidades, que no es oportuno especificarlas en este momento, sino más bien su importancia radica en que confirman que la vida está llena de oportunidades constantemente.

Pero, la vida se mantiene más o menos similar. Llenó de sueños, de hambre, pero carente de oportunidades, negadas por la vida misma, o por la confusión que me ha llevado por ser yo mismo.

No cabe dentro de mi cabeza el tener que cambiar radicalmente para poder ser feliz. ¿Acaso la felicidad está íntimamente ligada a una vida totalmente ajena a la que he querido llevar desde hace siempre?

Ahora comprendo que yo sólo busco la felicidad, la tranquilidad en mi vida. Es como leí en un libro, no vale de nada ser un ser excepcional, porque al final de cuentas, las vidas normales suelen ser las más felices. Eso no lo sé. Tampoco quiero ser una oveja que haga lo que todo el mundo hace. Tal vez ahí está mi error, tal vez esa es mi carga. Porque todo el mundo quiere salir de lo normal. Nadie quiere ser igual que nadie.

Pero afrontemoslo. ¿Quién realmente es diferente a alguien más? Todos tenemos dos ojos, una boca, dos brazos. O sea, las diferencias radican en cómo se lleva la vida. Pero ¿qué tan diferente puede ser eso? ¿será acaso el dinero, el trabajo o la cantidad de veces que se viaja? Esos privilegios sólo están destinados para quienes no tiene que trabajar.

Entonces, qué queda? Esa es mi pregunta. La respuesta es obvia. La quisiera pasar por alto y encontrar otra, pero realmente sólo quiero ser feliz. Mi destino no es diferente al de nadie. No seré recordado si sigo sumido en la mierda. No seré recordado si logro salir de la mierda. Al final eso no es lo que interesa. Al final lo que interesa es ser feliz. Sólo eso quiero. No más ideales, y no porque no los vaya a tener, sino porque los ideales se logran cuando uno está bien, y yo no estoy bien.

Ahora realmente estoy confundido…

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