Más allá del bien y del mal

"No el haberme tú mentido, sino el no poder creerte más, fue lo que me conmovió tan profundamente".

Anoche me quedé sin gasolina, literalmente. Los eventos de los últimos días me han agotado tanto, que llegué al punto de desfallecer emocionalmente.

Leer la experiencia de un compañero me animó a hacer lo mismo, no tanto esperando que me lean, o que me comenten, sino más bien como una reflexión personal, una forma de exteriorizar todo eso que fluye dentro de mí.

Seis años. Fueron seis años de algo que no se puede definir, pero algo que tuvo su lado bonito, muy bonito, tan bonito que fuí feliz, y creo que ella también. Eso fue de aquellas cosas que cuando uno vuelve a verlas tiempo después, es inevitable sonreir por lo bueno que fue. ¡¡¡El amor es algo muy bonito cuando no se piensa, sólo se siente!!!

Pero la mulada fue pensarlo más que sentirlo. La mulada fue tratar de explicarlo. Y aunque fueron muladas tras muladas, el amor siguió, necío, arrogante. Se rehusaba a partir sin dar lucha. De esa arrogancia, de esa necedad, surgió lo mejor de esos seis años. Ese alguien que estará presente ahí para recordarnos que el amor existe, que es para siempre y que nunca se muere. Si hablo de arrogancia, no fue arrogancia nuestra, aunque tal vez sí, sino más bien la arrogancia del amor de hacerse presente, de decir "acá estoy, mirenme, aprovechense de mí".

Pero como esto no es una historia de Disney, o no quisimos hacerla así, los seis años tuvieron su lado oscuro. El resultado de eso es lo que es ahora, la nada, ausente de todo. Pero no esa nada que nos unió, o a lo mejor si es esa misma, y estaba predestinada a separarnos.

Es increible como los pensamientos pueden ser buenos, y con buenas intenciones, pero si no pasan de ahí, no sirven de nada. Peor aún, estorban.

Lo mejor de esto es comprender que nadie es pura mierda. La vida sigue, y estas son las cargas que nos hacen más sabios.

Y aunque me duele, me siento bien. Siento que le di todo lo que podía darle. Si no lo di, no fue porque no quisiera, sino porque ese no era yo. Si ella no lo dio, fue por la misma razón. No evitaré su felicidad. Se la ganó por haberme hecho feliz, por haberlo intentado. Me la gané por haberla hecho feliz, y por haberlo intentado. Lo demás es lo de menos.

Lo negativo en todo esto, no fue descubrir que el amor decidió partirse en dos, en partes iguales. Porque no se rindió, que conste. Lo triste y lo negativo fue descubrir que realmente no hay nadie a mi lado. No existió nadie en quien confiar, en quien recostar la cabeza y llorar de tristeza, de dolor y sufrimiento.

Si estuvieron ellos y ellas, más ellas, que me escucharon, que sin conocerme, me dieron su tiempo, me brindaron su apoyo y abrieron su corazón al contarme sus experiencias. Si existió ella, a quien muchas veces he ignorado, a quien muchas veces dejé en tercer o cuarto plano, pero que nunca me abandonó. Gracias mamá por escucharme y comprenderme. Y si existieron aquellos, que compartieron momentos de ahuevo conmigo en el pasado, y estuvieron en algunos momentos malos, pero que a la hora de necesitarlos realmente, brillaron por su ausencia. Y finalmente está aquel. Aquel fruto de aquel amor necio a partirse en dos. Aquel fruto que con su inocencia, su candidez y su chispa, me recuerda nuevamente que el amor existe, que el amor es eterno. Gracias Kaslem por haber entrado en mi vida, por haberme escogido como tu papá, y por haber escogido a tu mamá como tu mamá. Por vos serán mis noches, por vos serán mis días y por vos será mi felicidad. Te amo, y aunque no verás esto nunca, igual siempre te haré saber que te amo, y que no hay nada mejor que tenerte en mi vida.

Sólo me queda decir, en este primer capítulo posapocalíptico: Gracias!!! Estoy vivo, golpeado pero vivo.

Y no viene al caso valorar si todo esto es bueno o es malo; sólo es...

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