El día después de mañana

Van dos semanas, y aunque se diga, mañana será un nuevo día. Lo pasado no importa. Bueno, resulta que el día después de mañana sigue siendo igual que el día antes de ayer, y de hoy.

Lo molesto es eso precisamente, que sean iguales. Lo molesto es seguir dejando que me afecte. Ya no vale la pena. Ni llorar, ni sufrir, ni imaginar escenarios futuros que nunca vendrán, o que probablemente vengan pero que no vale la pena valorarlos ni analizarlos. Igual, vivimos en el ahora. Igual lo que pasó, ya pasó, y lo que pasará no sabemos qué, cómo y cuándo pasará. Vivir en las dos, es perder el tiempo. Aferrarse a alguna de las dos, es aferrarse y vivir una mentira.

Enfocado en el hoy... estoy como la gran puta por seguir pensando en esto. Todo mundo podrá venir y decirme "no vale la pena" "ya olvidalo" pues es que eso ya lo sé. Estoy amargado, también lo sé. Estoy indispuesto, también lo sé. Pero más que todo es que estoy molesto. Curioso que con esta experiencia me he puesto a recordar cómo era mi vida antes de.

Resulta que mi vida siguió un curso, con problemas existenciales, por la edad, por la falta de experiencia, pero igual siguió. Ahora, después de, los problemas existenciales y la falta de experiencia son más marcados, principalmente por la falta de experiencia. Pero el camino sigue.

Ahora estoy más abierto a nuevas experiencias, pero tampoco quiero cometer el gran error de amarrarme a la primera que venga, suena familiar?? Pero el problema es que mientras siga pensando en lo que fue, lo que pudo ser, y mientras tenga todo el tiempo del mundo para pensar en eso, seguiré siempre en el hoyo. Un hoyo que ya me resulta repugnate. Un hoy del cual ya sé cómo salir, pero por alguna estúpida razón, sigo ahí. Y eso es el problema, acostumbrarse a estas condiciones, es peligroso, porque ni se hace, ni se experimenta, ni nada, porque no se avanza.

Sigo pensando en lo curioso que es la vida. Cuando alguien se muere, no hay vuelta atrás. Pues acá se murió Jorge, y no es que ahí quedó y ya. Murió y es necesario revivirlo. Hay muchas formas, pero cuesta, como todo.

Hay gente, que está ahí, dispuesta a ayudar. Y hay gente, que no me conoce, pero que en algún momento estará dispuesta a ayudar, y ser parte de una nueva vida que resulta exitante. Y eventualmente llegará.

Atrás quedaran aquellas supuestas oportunidades, que mas sirvieron para expiar culpas creo yo. Atrás quedaran estas noches y estos días, en que las cuestionantes rondan el ambiente. Y por delante, todo o nada, dependiendo del gusto del cliente, y de las disposiciones.

Cerremos el capítulo, de una forma pública, por hacerlo por este medio, pero más bien de una forma más privada, más interna, porque al final, soy yo quien escribe, soy yo quien lo siente, y soy yo quien lo vive, y nadie, por más buenas intenciones, o todo lo contrario, cambiará esto.

Ahora soy yo contra mí. La depresión que está ahora, es más por buscar formas de batallarme a mi mismo, a mi yo decadente, y buscando en mi interior un espíritu de guerrero que está ahí, pero que nunca tuvo los huevos suficientes para salir.

Lo bueno, es que han habido buenas señales, y esta es una batalla que está lejos de terminar. Me despido de mi. Lloremos al estúpido que se dejó. Vivamos el duelo por ese alguien que fue bueno, inocente y soñador. Porque aunque no ha muerto del todo, es hora de darle el toque final, sin compasión, así como los muchos cuates que andan por ahí matando y llenando de luto a nuestro país.

Ni modo, te apreciamos Jorge, pero tu hora y tu número ya habían llegado desde hace mucho, sólo que lo habíamos perdido temporalmente. Descansá en paz...

Comentarios