La cuestión social del tiempo

¿Pero cómo hacer para vivir sin tiempo si, al final, es el tiempo el que marca nuestra vida? Mucho se habla de lo dañino de la religión para la sociedad moderna actual, del peligro que realidades gobernadas por los dogmas religiosos representan para la humanidad.

Sin embargo ¿qué hay del tiempo? Porque el tiempo, como la religión, las emociones y el pensamiento mismo, no es más que una simple construcción social. Claro, no podemos dejar pasar por alto "el tiempo" que le toma al planeta girar sobre su propio eje (el día y la noche), mientras gira alrededor del Sol (los años). Pero, si gobernamos nuestras realidades en base a esos dos "simples" eventos astronómicos, ¿no deberíamos también tomar en consideración "el tiempo" que le toma al Sol girar alrededor del centro de la galaxia?

Claro, es lógico que no lo hagamos, porque "un año galáctico" del Sol son, aproximadamente, 230 millones de nuestros años (un poquito más allá de la vida promedio de un humano promedio). Y ello, precisamente, es lo que nos debería de hacer pensar acerca de nuestra concepción del tiempo y lo ilógico del mismo. Porque la humanidad completa basa su actuar en función del "tiempo" que ha pasado desde su punto inicial (nacimiento) y no a partir de las habilidades que poseen. Según lo veo, debería de ser eso, no cualquier otra cosa, lo que dicte nuestra capacidad para hacer (o no) algo.

Puede (y así es) que todo esto suene muy confuso, así que usemos mejor un ejemplo: si la flecha del tiempo está, inexorablemente, apuntando hacia el "futuro", eso significa que no podemos ir ni para arriba, abajo o atrás de lo que el tiempo dicta. Pero este es muy relativo a la percepción que se tenga de él. Imaginemos que somos habitantes del Sol. Si nosotros viviéramos ahí, nuestro "año" no sería de 365 días ni los días serían de 24 horas, ni las horas de 60 minutos, ni los minutos de 60 segundos y así sucesivamente. Porque si viviésemos en el Sol, nuestro año sería de 230 millones de años terrestres, es decir 8.39E10 días terrestres. El ciclo de vida se altera, en definitiva.

Lejos de querer esgrimir un argumento fuera de lógica (y de realidad por la imposibilidad de habitar el Sol), lo cierto es que la construcción social del "tiempo" es un arma en contra de la realización de una vida plena y exitosa. Porque no soy lo que el "tiempo" decide que sea. No es el "tiempo" quien decide si estoy listo, o no, para hacer (o no) algo en mi vida. Eso lo decide la experiencia, la vivencia, el conocimiento. Porque, según lo veo, lo que determina lo que somos son las experiencias, el conocimiento y lo vivido.

En la actualidad, el "tiempo" es solamente un ingrediente para la fórmula de estrés que rige la vida de ese humano promedio. Ya lo decía el cuento de Dani y el pargo. Y es que, por más vueltas que le de, el tiempo no es más que una limitación que la mente humana se ha puesto así misma para no hacer más de lo que puede hacer.

Y lo que pido es más coherencia. No podemos condenar o alabar algo simplemente porque es la moda, se nos da la gana o lo que sea. Todo lo que conocemos, lo que vivimos y experimentamos es una construcción social creados a partir de nuestra percepción y conciencia. La manera en cómo nuestros cerebros interpretan las señales eléctricas que nuestros sentidos registran. Somos, como decía Carl Sagan, la parte consciente de este universo, para validar al universo mismo.

No importa si somos rojos, verdes, amarillos, blancos, negros o del color que sea. La razón de la vida, es la vida misma. No tendremos nunca una injerencia significativa en el devenir del "tiempo" como ente rector del destino universal. Por ello, es un elemento que no debería ser considerado nunca, como no lo hacemos con la generación de oxígeno, la gravedad o la radiación solar.

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